La hija de la tía Amalia


La muchacha de la Amparo parió a los ocho meses de la boda... a la Rosario la del panadero la vieron ayer por las eras con el hijo del "pindoque", pero el mayor, ese que le gusta el vino y poco trabajar... parece ser que la familia de los "pedreles" se va a Barcelona... que desgracia lo del hijo del tío Manolillo, le entró el cólico miserere y le sacaron de su casa con los pies por delante con solo treinta años... por lo visto en estas fiestas van a traer a la música de otro pueblo porque antaño se enfadaron con los mozos del pueblo por echar a la fuente a un músico.... a la chica de la señora Remedios la ha dicho un médico en Madrid que tiene algo, y no bueno, !que pena!, de nada le va a servir todo lo que tiene...


Así nos pasamos las tardes de primavera, los hombres en el campo, y nosotras cosiendo en la puerta de la calle, tenemos una "facha" como para hacernos una foto, sentadas en la silla baja, con los pañuelos en la cabeza para tapar el sol, los costureros en el suelo, las viudas vestidas de negro como la tía Tomasa y la Guadalupe, las demás con los mandiles, la chica del tío Matías que en paz descanse también de negro, unas cotilleando como la Consuelo, sacando trapos sucios de todo el que puede, otras hablando de los hombres, otras de las vendimias, del cura, de las labores de la casa, de las desgracias que pasan en el pueblo, de las fiestas...


Así pasamos la tarde, unas veces riendo, otras con pena, haciendo más llevadera la espera hasta la hora en la que van llegando los hombres del campo... pero no dejo de observar a la hija de la tía Amalia, a esta chica le pasa algo otra vez, apenas levanta la voz y no se quita el pañuelo aunque nos estemos asando de calor.

Parece que fue ayer cuando venia a buscar a la Ana María, su amiguita del alma, con la merienda en la mano, saltando a la goma como si fuera un saltamontes, los domingos con su vestidito blanco con vainicas bordadas, su pelo recogido y bien peinada, limpia... también la recuerdo cuando espigó y se convirtió en una chica vistosa y alegre, cuando llenaba de alegría el barrio y cuando traía locos a los brutos de los muchachos que no hacían otra cosa que pasar por aquí para verla junto con sus amigas, sentadas todas en el poyo de la puerta y hablando de sus cosas, hasta que fue creciendo y se hizo una mujer.


Tuvo un mozo que la rondaba, era forastero, no se si de Noblejas o de Villarrubia, pero el pobre no tenía donde caerse muerto...y su madre...ya se sabe, su madre hizo de Celestina y le habló del tal Manolo, que si era de buena familia, que parecía buen chico...yo creo que algún cada cual se podrá casar con quien quiera libremente y no con quien le venga bien a su familia.


Ese Manolo que tanto le gustaba a la madre parecía que no había roto un plato en su vida, pero el cambio que dio la chica desde que empezó a verse con el fue tremendo, dicen por el pueblo que calienta poco el aparejo y que bebe a escondidas...pero eso es lo de menos, desde que le conoció empezó esta chica a apartarse de su familia y se volvió más y más rara. Pocas veces he hablado con su madre de esto, pues ella es de las antiguas y se cree que las cosas son así y no se pueden cambiar, como si la chica tuviese que pasar a la fuerza por lo que tuvo que pasar ella con su marido.

No me puedo explicar porqué se ensaña con ella siendo tan apañada como es la chica, y no es porque la conozca desde pequeña, pero la verdad es que no hay otra más curiosa para la casa que ella, sus manos valen millones, es limpia, discreta, cose y a sus hijas las lleva siempre limpias y vestidas decentemente.

Su discreción la hace pasar desapercibida, pero ya la he visto alguna señal en el brazo, en la cara o debajo de la nuca cuidadosamente ocultada tras su cabello moreno, en una ocasión estuvo sin salir casi una semana, decía que se había caído tontamente mientras blanqueaba el patio, otra vez que se había dado con la banca... muchos golpes se da la chica esta...


Cuando tuvo su primer hija resultó una pequeña decepción, aunque en realidad la decepción era más para su marido que para ella, cuando llegó la segunda se pasó llorando por lo menos tres meses !otra niña! decía entre sollozos !que va a decir mi marido!... cuando por fin y gracias a Dios vino Joaquinito parecía que todos los problemas se le iban a solucionar, y cierto es que pasó un tiempo más tranquila y con otra cara, pero ahora Joaquinito serán veintidós meses los que haga el día quince y a ella la veo otra vez decaída y mustia, si no fuera por estos ratos que pasa con nosotras por la costura no hacía otra cosa que ir de la casa a la iglesia, de la iglesia a la casa. Pienso en ella y me martirizo porque ella ni me escucha ni me quiere escuchar, los consejos de una vieja siempre llevan algo de verdad y a ella no le interesa remover ciertos temas.


El otro día jugaba Joaquinito con los niños y niñas del barrio, yo estaba observando desde la ventana de la cámara, todavía no sabe hablar el diablillo pero hay que ver lo que levanta la mano, es un espejo del padre.


Ahora la observo, con el pañuelo en la cabeza y sus manos en la costura, a lo suyo, sin dar un ruido, escuchando los chismes que traemos y llevamos las vecinas y sin decir nada, como si no tuviese derecho a hablar, como si no tuviese derecho a dar su opinión, totalmente anulada, como si fuese un trapo, una rodilla de cocina, alguien que pasa por la vida tímidamente esperando que cambie su suerte, esperando que suceda algo, esperando quizás a que le regalen otra vida después de esta, porque esta ya la ha tirado por la borda.


En un momento de la tarde levantamos la cabeza algunas de nosotras mirando al cielo, tiene una calma la tarde que no me gusta, se están formando magdalenas de nubes en el cielo y una corriente de aire frío nos obliga a ponernos el chal por encima, se está nublando, está cambiando el tiempo súbitamente...pero hay cosas que no cambian, como ella, que no habla, que rara vez le sacamos una sonrisa entre todas las viejas que aquí pasamos la tarde, como ella, que ni siquiera se le conoce nombre, solo se sabe que es la hija de la tía Amalia...y que se me encoje el alma cada vez que la veo sufrir y no se de que forma puedo evitarlo.

2 comentarios:

  1. Buenas....Guijarrito, siguen quedando Manolos de estos por el mundo...eso si afortunadamente cada día menos, pero aun quedan....

    Me ha gustado mucho...la mezcla de tantas cosas entrañables y la pizca de sensibilidad que no sensiblera, cuantas frustaciones y errores tuvieron que tragarse algunas mujeres de sus hombres amargados y sufrirlo de puertas para adentro, que era donde acababan los fracasos y problemas que Manolos como este traian de fuera...

    He pasado un buen rato y me has hecho pensar y recordar que al fin y al cabo es de lo que se trata...¿No?.

    Que tengas un buen día.

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  2. Precioso. .... y esa caja de la foto, que recuerdos me ha traido. Cuando era pequeña habia una igual en casa de mi abuela, en donde después metía hilos y botones. Creo que era de ¿ColaCao?. ¡¡¡¡ Que buenos recuerdos !!!!.
    Un saludo a todos.
    Susana.

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