El día de los Santos

En Villatobas como en todos los pueblos de la mancha y de España el día 1 de Noviembre se celebra el día de los santos, visitando la mayoría de la gente el cementerio y ofreciendo flores en memoria de sus difuntos.
La mayoría de los niños en Villatobas iban antiguamente con los padres y amigos a ver el cementerio y a rezar sobre la tumba de la familia, recuerdo a mi madre ir unos días antes armada de cubo, detergente y estropajos al cementerio, para limpiar las tumbas de los antepasados y preparar y colocar con esmero las flores sobre las tumbas, rezar un momento y dejar todo preparado para el día uno de Noviembre, esta escena que inmortalizaría el director de cine Pedro Almodovar en su película "Volver" era y es una escena muy común en nuestro cementerio los días anteriores al día de los santos.
Recuerdo la mayoría de los días de los Santos que he vivido como un día soleado de Otoño, en el que la gente subía al cementerio con la ropa recién estrenada, en algunas ocasiones comprada con el dinero recién ganado en las vendimias, los grupos de niños y niñas bien vestidos y visitando las tumbas de la familia de cada uno de ellos.

En Villatobas había un dulce típico que se hacía en esa fecha que eran "las tortas de los santos", tenían bolas de anís de colores, eso llamaba a los niños mucho la atención pues las chucherías eran escasas en esa época.

Algunas mujeres también habían cocido esos días tortas de los santos caseras con bolitas de anís adornándolas, el día de Los Santos era tradicional que las chiquillas fueran al cementerio con esas tortas colgadas con un pañuelo a comérselas allí mismo, en el cementerio, y así pasaban la mañana curioseando las tumbas.
También recuerdo de niño contar historias referentes a los muertos en esa época, así como ir con otros a la obligada visita al osario del cementerio, curioseando por si veíamos algún hueso, si era una calavera ya ni os cuento..., después por la noche nos pasaba la factura nuestra curiosidad, sobre todo si teníamos que quedarnos solos, salir al patio o subir a la cámara a por algo nosotros solos, las ideas se te venían a la cabeza una y otra vez y solías correr más de la cuenta para espantar al miedo.

Por la noche ponían en cada casa una cazuela con agua y aceite por encima y ponían una lamparilla por cada difunto de la familia, poniéndolo encendido en el portal de la casa y dándole algo de miedo a los chiquillos por lo que representaban, todo este ambiente que se creaba sin duda no tenia nada que envidiar al miedo que produce el actual e importado Halloween, pero con otro respeto, particularmente considero que es mejor recrear nuestras tradiciones que importarlas.

También algo muy común hace años y que estaba relacionado con el tema de los muertos eran los enterrillos, que eran entierros de niños debidos en la mayoría de los casos a las malas condiciones sanitarias y las epidemias de fiebres tifoidea y gastroenteritis, los demás niños eran invitados a llevar la pequeña caja o las cintas y por ello recibían peladillas y caramelos, con lo cual la mayoría de los niños estaban deseando de ser portadores de estas pequeñas cajas que contenían un niño o niña muerto, aunque puede resultar algo macabra esta tradición se puede observar que existía una relación muy estrecha con la muerte en el pasado, hasta el punto de ver como naturales estas prácticas.

El día de las ánimas (siguiente al de los Santos) había varias misas, la primera de ellas era casi de noche y asistían en su mayoría hombres que tenían que irse al campo a trabajar seguidamente, era de cita obligatoria, hombres que en su mayoría habitualmente no pisaban la iglesia asistían a esta por estar dedicada a todos los difuntos.

La limpieza de las tumbas, el acercarse los niños tímidamente al mundo de los muertos, las lamparillas, las tortas que comían las niñas en el cementerio... sin duda eran unos días muy especiales, y el ambiente que creaba todo esto era único, sobre todo para los que habían perdido a un familiar últimamente y para los niños, que lo vivían como viven todo, asombrados e impresionados.
Los entierros son un motivo de encuentro en los pueblos, en Villatobas antes de aparecer los tanatorios cuando alguien fallecía en una casa se le vestía y amortajaba en su cama, una vez que había venido el médico y el sacerdote, en la casa se quedaba la familia velando toda la noche, muchos familiares y otras vecinas asiduas a estas costumbres asistían a la casa a acompañar a la familia en el duelo, la cual ofrecía bollitos y anís a los asistentes, la noche era larga y daba para todo, desde el llanto, el recuerdo del difunto, el reencuentro con los familiares que venían de Madrid, hasta alguna anécdota que hacían saltar en carcajadas a los concurrentes, de esas noches de duelo probablemente se sacó la expresión "el muerto al hoyo y el vivo al bollo". Al día siguiente era el entierro, se metía en la caja al fallecido y se llevaba a la iglesia, la gente del pueblo iba al entierro y algunos más próximos también al cementerio, esperando a que se le diese sepultura al fallecido, otros iban a la llamada "misa de salida", que se celebraba una semana después con el fín de que la gente que no habia podido asistir al entierro fuese a dar el pésame, los menos allegados iban a la misa y al terminar se ponían en la fila para "dar la cabezá", expresión muy típica que significa dar el pésame de un modo rápido y por cumplir con la familia.
Algunas de estas prácticas siguen hoy día en vigor y se siguen celebrando exactamente igual o con algunos ligeros cambios, como el hecho de que el duelo sea en el tanatorio y no en la casa particular.

Volviendo al día de los santos hay que recordar que toda la noche de ánimas doblaban las campanas y se metía miedo a los niños para que se acostasen pronto, diciéndoles que si no se acostaban pronto vendrían los "finaos y les pondrían las orejas de pescao", los "finaos" eran tres muñecos de madera vestidos que se ponían en la iglesia esos días y representaban a las ánimas, el muñeco que se ponía en el medio era muy delgado y feo, y había un refrán en el pueblo que decía "pasas más hambre que el finao del medio".
El abuelo de "morroncho" (el tío chalito) y el abuelo de "serón" pedían por las casas unos reales para que la gente colaborase para comprar vino y cacahuetes, porque pasaban toda la noche de las ánimas tocando las campanas, hacían lumbre en el campanario y tocaban hasta el amanecer, la gente se acostaba antes de las doce de la noche, pues se decía que a esa hora salían las ánimas.
Hablando de ánimas también hay que recordar que mucha gente rezaba a las ánimas para que les despierte cuando tiene que madrugar a una hora determinada, os aseguro que todavía hay mucha gente que lleva a cabo esta práctica y según cuentan nunca falla.

El cuadro de las ánimas (en el costado derecho de la iglesia) representa el purgatorio con la gente en llamas y a los ángeles que cogían con ganchos a los que se iban salvando de el, pues decían que el que iba al purgatorio se podía salvar, pero el que iba al infierno, jamás salia de el, el sacerdote solía decir:!nunca jamás, nunca jamás!, esta frase la repetían una y otra vez y era muy común, de este modo tenían asustados a todos los niños y sin salirse de la raya, aunque pensándolo bien también tenían asustados a los no tan niños.
Gracias a una persona que fue monaguillo con D.Román en los años cincuenta que nos ha dejado un magnífico comentario en el blog podemos saber que el día 1 de noviembre era muy especial para los monaguillos: iban por la tarde al cementerio, a primera hora, D. Román y los monaguillos (con los hábitos de ayudar a misa) y recorrían todas las lápidas del cementerio. El cura iba diciendo responsos, solicitados por la familia del difunto (todos lo pedían). Por cada responso (unos eran cortos y otros más largos), el sacerdote recibía una limosna de acuerdo con lo anterior, que los monaguillos íban introduciendo en un "talego" y al anochecer estaba bastante repleto y con un buen peso (a la espalda se lo echaban), porque es obvio que se daba calderilla, algún que otro billete de cinco pesetas, y, muy raramente, de 25 ptas (los pudientes).Los monaguillos se frotaban las manos, y no de frío, que a veces si lo hacía, sino porque D. Román les daba una buena "paga" (hasta 5 pesetas, una fortuna, pues el cine valía 1) por su colaboración y ayuda, y es que, aparte de llevar el "talego", acompañaban con un libro de rezos, el hisopo (para bendecir con el agua bendita las tumbas) y velas (la llama representaba el ánima del difunto, siempre encendia). Terminaban cansados pero eran la envidia de los demás chicos porque ese día eran "ricos". Era el día del año que más pesetas se recaudaban.
También nos cuenta que en Villatobas había entierros de primera, segunda y tercera, y que la actividad de los monaguillos de D. Román, entre los que el se encontraba, no siempre era tan interesada como la de Todos los Santos; la mayoría de sus "actuaciones" en el cargo" eran altruistas y desisteresadas, aunque no fueran conscientes de ello. A veces tenían que dejar sus juegos, chanzas y alegrías, acudiendo "un tanto obligados" a los entierros:entonces sentían envidia de los otros chicos que seguían con sus diversiones.
Nos cuenta que en aquel entonces (1953-54)había tres clases de entierros en Villatobas: 1ª, 2ª y 3ª. Esta diferenciación tenía relación con el distinto ceremonial religioso que acompañaba a los mismos, y , por supuesto, con el "estipendio" que estaba establecido y que tenían que pagar los deudos del finado al cura.La diferencia entre las tres clases iban desde el "doblar de campanas" ,pasando por el ceremonial en la iglesia,así como hasta dónde se hacía el acompañamiento religioso de cura,sacristán y monaguillos.El "toque a difunto" era muy simple para los de 3ª (estos eran los de la gente humilde y por tanto los más numerosos); más complicado para los de 2ª; y complicadísimo para los de 1ª (los más pudientes), en el que se utilizaban todas las campanas.
El entierro, igual que ahora en muchos pueblos,se iniciaba, yendo a casa del difunto el cura, el sacristán y los monaguillos, volviendo de nuevo a la la iglesia. Una vez en ella, los actos religiosos eran distintos de acuerdo con la categoría del entierro,no aportando dato alguno de como se desarrollaban porque se le escaparon de su memoria infantil, pero si que nos recuerda que los de 1ª eran interminables.
Pero la "cruz" para los monaguillos se iniciaba con la marcha del finado hacia el cementerio. Los de 3ª tal vez fuesen despedidos por cura y acólitos en la puerta de la iglesia o bien donde los de 2ª; los de 2ª se iría hasta llegar a las últimas casas del pueblo, y los de 1ª eran otra historia porque había que acompañar al difunto hasta el cementerio, siendo esta caminata de un tirón de ida y vuelta; ello suponía que los monaguillos que portaban los ciriales y la manga recalasen a la vuelta en la puerta de la iglesia como ejécito vencido, auténticamente derrotados de cansancio por los ciriales y manga.

Volviendo al día de los Santos, otra rareza de estos días era la caza, aún siendo Villatobas un pueblo donde la caza está muy arraigada el día de los Santos no se cazaba, pues contaba la leyenda que las liebres se ponían de pie, o como dicen los mayores "de cacho", cuentan leyendas que algún cazador tiró y dio a alguna liebre y cuando fue a recogerla estaba viva y de pié, incluso cuentan los mayores que en una ocasión un cazador pegó un tiro a una liebre la cual se metió en una cueva o chozo, y cuando fue a la cueva se la encontró bailando, esto ocurrió hace unos cincuenta años más o menos y aún lo cuentan algunas personas mayores.

Todo esto que hemos dicho creaba un ambiente fúnebre en el pueblo, de miedo y de respeto, imaginaros por un momento el pueblo con las calles aún sin asfaltar, de tierra, por la noche, muy poco alumbrado, con las campanas tocando toda la noche y el frío de la época, la leyenda de los finaos, las tumbas, el cementerio, las lamparillas, las ánimas... sin duda unos días de gran tradición, belleza y misterio.

NOTA: Si teneis alguna historia relacionada con el día de los Santos en Villatobas y quereis colaborar en hacer más grande este artículo, podeis contarla escribiendo un mail a guijarrito.guijarrito@gmail.com , muchas gracias.

9 comentarios:

  1. guijarrito estás en todooo.

    Muy bueno el relato del "día de los santos", a ver si se anima más gente y cuenta historias y sucesos de estos días.

    Un abrazo
    Enunlugar

    ResponderEliminar
  2. No tengo palabras Guijarrito. Qué bien has reflejado el ambiente y el sentir. Algunas de las cosas que cuentas ya las había olvidado.Me parece muy acertada la reflexión que haces, de que aquellas tradiciones eran una forma de acercar a los niños y desdramatizar, el tema de la muerte. Ahora, normalmente, cuando a un adolescente le cuentas que se ha muerto el "tío" fulano, y ése "tío" había sido una persona relativamente cercana y conocida para el adolescente, y le pides que estaría bien que te acompañara a su despedida....... pues seguro que más o menos te dicen que "que mal rollo", que le da yuyu.Esperemos que vayan sumando no obstante por otros lados.Un saludo
    P.D. la fotito recoge el lugar donde tengo unos restos muy queridos.

    ResponderEliminar
  3. Hola Guijarrito y compañía, de todo esto que cuentas me acuerdo, yo lo he vivido en otras tierras pero nos parecemos tanto...

    Recuerdo a mí madre poner vasos de duralex con agua y aceite y poner lamparillas en el pasillo oscuro y la sensación que daba la luz amarillenta y tintineante junto con las sombras, era imponente. hasta yo que siempre he sido un trasto me quedaba quieto viendo esa muestra de respeto y tradición.

    Recuerdo las lamparillas que venian en una caja como de cerillas, eran redondas de cartoncillo inpresos en colores, con una mecha enmedio, y se tiraban encendidas toda la noche.

    En fin, gracias por traerme estos recuerdos.

    Saludos Toledanos. Perolo

    ResponderEliminar
  4. Mi enhorabuena, Guijarrito, por la evocación del día de los Santos y de todo lo demás.

    Fui monaguilo con D. Román, allá por los años 1953-54, tenía 8 años,(a los 11 me fui de Villatobas) y viví mucho de lo que cuentas.

    Este día, 1 de noviembre, era muy especial para los monaguillos:

    Nos íbamos por la tarde al cementerio, a primera hora, D. Román y los monaguillos (con los hábitos de ayudar a misa) y recorríamos todas las lápidas del cementerio. El cura iba diciendo responsos, solicitados por la familia del difunto (todos lo pedían). Por cada responso (unos eran cortos y otros más largos), el sacerdote recibía una limosna de acuerdo con lo anterior, que nosotros, los monaguillos, íbamos introduciendo en un "talego" y al anochecer estaba bastante repleto y con un buen peso (a la espalda nos lo echábamos), porque es obvio que se daba calderilla, algún que otro billete de cinco pesetas, y, muy raramente, de 25 ptas (los pudientes).Los monaguillos nos frotábamos las manos, y no de frío, que a veces si lo hacía, sino porque D. Román nos daba una buena "paga" (hasta 5 pesetas, una fortuna, pues el cine valía 1) por nuestra colaboración, y es que, aparte de llevar el "talego", acompañábamos con un libro de rezos, el hisopo (para bendecir con el agua bendita las tumbas) y velas (la llama representaba el ánima del difunto, siempre encendia).

    Terminábamos cansados pero eramos la envidia de los demás chicos porque éramos "ricos". Era el día del año que más pesetas se recaudaban.Sólo recuerdo el nombre de un monaguillo: Quico.

    En otra ocasión comentaré los entierros de 1ª,de 2º y de 3ª, que aún lo recuerdo.Y desde mis 63 años un saludo para todos los que fueron mis amigos de la infancia, especialmente para José Manuel, su padre era electricista y vivía en una calle próxima a la posada de D.Pedro,el maestro;y para Cesar, compañero de estudios en la clase de D.Joaquín.

    ResponderEliminar
  5. Hola a tod@s, muchas gracias por vuestros comentarios, en especial para el último (el que fue monaguillo) y que nos ha descubierto cosas sobre este día casi olvidadas, insertaré parte de vuestra sabiduría en la entrada para que todo el mundo lo conozca, espero que sigais tod@s colaborando para acercarnos un poco más a nuestra historia y tradiciones, vuestra colaboración no tiene precio.

    Un abrazo a tod@s

    ResponderEliminar
  6. Pues a mi me han encantado tambien los comentarios del monaguillo de D. Román. Cuentanos más porfa. esperamos ansiosos los comentarios de los entierros de 1ª 2ª y 3ª....(No te hagas de rogar mucho, eh, jeje)

    Saludos pa' to's
    Enunlugar

    ResponderEliminar
  7. La actividad de los monaguillos de D. Román, entre los que yo me encontraba, no siempre era tan interesada como la de Todos los Santos; la mayoría de nuestras "actuaciones" en el cargo" eran altruistas y desisteresadas, aunque no fuésemos conscientes de ello. A veces teníamos que dejar nuestros juegos, chanzas y alegrías, acudiendo "un tanto obligados" a los entierros:entonces sentíamos envidia de los otros chicos que seguían con sus diversiones.

    Cuanto voy a relatar, puede contener errores, omisiones, inexactitudes, pero es lo que guardo en mi memoria de niño de 7 y 8 años.

    En aquel entonces (1953-54)había tres clases de entierros en Villatobas: 1ª, 2ª y 3ª. Esta diferenciación tenía relación con el distinto ceremonial religioso que acompañaba a los mismos, y , por supuesto, con el "estipendio" que estaba establecido y que tenían que pagar los deudos del finado al cura.
    La diferencia entre las tres clases iban desde el "doblar de campanas" ,pasando por el ceremonial en la iglesia,así como hasta dónde se hacía el acompañamiento religioso de cura,sacristán y monaguillos.
    El "toque a difunto" era muy simple para los de 3ª (estos eran los de la gente humilde y por tanto los más numerosos); más complicado para los de 2ª; y complicadísimo para los de 1ª (los más pudientes), en el que se utilizaban todas las campanas (de los de 2ª y 3ª aún tengo en mente su "partitura").

    El entierro, igual que ahora en muchos pueblos,se iniciaba, yendo a casa del difunto el cura, el sacristán y los monaguillos, volviendo de nuevo a la la iglesia. Una vez en ella, los actos religiosos eran distintos de acuerdo con la categoría del entierro,no aportando dato alguno de como se desarrollaban porque se escaparon de mi memoria infantil, pero si tengo presente que los de 1ª ,para mí, eran interminables.
    Pero la "cruz" para los monaguillos se iniciaba con la marcha del finado hacia el cementerio. Los de 3ª tal vez (tengo mis dudas) fuesen despedidos por cura y acólitos en la puerta de la iglesia o bien donde los de 2ª; los de 2ª se iría hasta llegar a las últimas casas del pueblo,; los de 1ª eran otra historia porque había que acompañar al difunto hasta el cementerio, siendo esta caminata de un tirón de ida y vuelta; ello suponía que los que portábamos los ciriales y la manga, recalásemos a la vuelta, en la puerta de la iglesia como ejécito vencido:auténticamente derrotados de cansancio por los ciriales y manga.

    En los entierros no había dádivas, ni recompensas pero, posiblemente, estábamos satisfechos por el "deber cumplido".

    Estos esfuerzos se compensarían más tarde con otros actos, como el del día de San Antón, en su ermita, toda una festividad para mí, pero esto ya es otra "historia".

    Reitero mi agradecmiento a Guijarrito por hacerme evocar mis recuerdos de una infancia tan lejana y tan feliz.

    ResponderEliminar
  8. Gracias a tí, amigo, por compartir tus recuerdos con tod@s nosotr@s, sin duda has entendido a la primera en sentido del blog, que no es otro que compartir nuestros recuerdos sobre nuestro pueblo, espero que nos sigas ilustrando con tus valiosos recuerdos que hacen más grande este sitio, que es el de tod@s l@s villatober@s, considéralo tuyo.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. gracias por contarnos en que consistían las categorías en los entierros. Clasismo había un rato, hasta en estas cosas, jajaja.

    Ya sabes, si te vas acordando de más, cuenta por fa.

    Saludos pa' to's
    Enunlugar

    ResponderEliminar